Hoy se nos fue mi abuela. No puedo explicar cuánto dolor siento, aunque siendo honesta también siento alivio, porque mi abuela sufrió mucho, especialmente en los últimos años de su vida. No puedo decir que presentía que esto iba a pasar, como usualmente sucede, pero sí sé que ayer me sentía atemorizada. Le pedía a Dios que si la sacaba de esta, saliera bien, pero sentía mucho miedo. Tal vez hasta ayer fui consciente de que la posibilidad de que mi abuela muriera era muy real. Sonó el teléfono de mi papá por la noche y sentí un vacío en el estómago. El corazón se me aceleró. Cuando él saludó a mi tío, volví a respirar. No quería dormir, le pedía a Dios lo mismo una y otra vez. Parecía disco rayado. Pero también le pedí que por favor le dieran el cuidado que necesitaba, la atención que requería. No recuerdo si me despertó el llanto de mi mamá, sobre las 5 de la mañana, pero en ese momento supe que mi mamá señora se había ido. Así me decía ella a veces.
Como dije antes, sentí alivio. Quienes conocen de su vida, saben que desde pequeña le tocó muy duro. Uno tras otro le llegaban los obstáculos, pero ella volvía y se levantaba, con su hijo. Por eso, ya al final solo pedíamos a Dios que no la dejara sufrir más.
Hace año y medio, más o menos, casi se nos va. Desde ese momento sentí que debíamos aprovechar ese tiempo extra que se nos había concedido. Entonces, todos los domingos la llevábamos al parque, para que tomara el sol y se tomara algo mientras nos contaba los chismes del hogar y sus historias. Creo que el último cumpleaños que le celebramos, en diciembre, lo pasó contenta. Espero, realmente, que así haya sido. Fuimos a saludarla ese viernes. Recuerdo la rabia que sentí hacia mi jefa porque justo ese día me hizo quedar hasta tarde en el trabajo. Sin embargo, al final mi abuela me esperó y le pudimos cantar y comimos pastel parados alrededor de su cama. Luego el domingo le llevamos una torta para cantarle con todos los abuelos. Dijo que el pastel estaba rico y nos agradeció. De eso me acuerdo.
Hoy me embarga el dolor porque se va nuestra nana, que le sirvió de apoyo a mis papás mientras ellos trabajaban. Nos cuidó, nos cocinó, nos lavó la ropa, nos la remendó. Peleó con nosotros. Jugó con nosotros. Le gustaba regalarnos pijamas.
Me embarga el dolor porque no nos pudimos despedir de ella, porque llevábamos meses sin verla y sé que se debió sentir sola, o que ya no la queríamos visitar más. Lloro al recordar cuando en las videollamadas nos preguntaba si ese domingo íbamos a ir a verla.
Lloro porque son muchos los remordimientos con los que viviré.
A veces pienso: 'ojalá esto fuera una pesadilla', pero la verdad es que ella ya estaba cansada. Y prefiero pensar que ya no está sufriendo más.
Gracias abuela por haber sido el soporte que fuiste para esta familia. Por haber contribuido tanto en nuestra crianza. Por enseñarme a sentir lo que es el amor incondicional. No puedo explicar lo que sentía cuando veía cómo los roles se habían invertido y ahora era yo quien te consolaba o te bañaba. Gracias por haber luchado hace año y medio y por habernos regalado más tiempo. Siento que tu cuerpo se rendía, pero tu alma y tu espíritu luchaban. Sé que no fuimos los mejores, pero espero que hayas sabido que tratamos que hacer lo que mejor podíamos dentro de nuestras capacidades.
Espero que muy en el fondo de tu corazón hayas sabido que te amamos con todo el corazón. Que me rompió el corazón que ya no vivieras con nosotros. Que sentí que te habíamos fallado, pero que traté de estar ahí lo más que pude. Para ti y para mi papá. A pesar de que nuestra relación no era muy buena, tú y mi abuela Nata son todo para mí.
Espero que ahora puedas caminar y caminar, como lo hacías antes. Y que puedas tomar muchas flores de los jardines que te encuentres. Espero que en el camino nos volvamos a ver, mi mamá señora, para poder abrazarte y decirte lo mucho que te amo.